Nació el 29 de diciembre de 1896 en Ciudad de México. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y formó parte activa de la Revolución mexicana. Fue siempre un hombre Revolucionario que mostró en sus obras de arte y en su actividad política, en el sindicalismo, su carácter socialista y humanista. Siempre tuvo presente que las obras de arte deberían ser monumentales, públicas, con contenido social y capaces de conmover a grupos de espectadores. Se le conoce por la violenta energía de sus murales, por su agitada historia personal, política, social y artística.
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La mujer dormida 1947 |
El investigador estadounidense, Christopher Fulton, señaló que David Alfaro Siqueiros fue en buena medida un artista de alegorías. En opinión de Fulton, es verdaderamente notable cuantas formas de expresión utilizó Siqueiros en su obra, en sus alegorías, afirmó que las metáforas de Siqueiros eran deliberadas y con propósito; dieron forma a las experiencias humanas y a las fuerzas sociales; revelaron verdades objetivas acerca del mundo. Más adelante, hizo notar que uno de los temas más relevantes en la obra de Siqueiros fue la recuperación de la experiencia subjetiva. Indicó que la obra de Siqueiros se vio fuertemente afectada por su participación en la Guerra Civil Española, ya que su experiencia en combate y su papel al mando de tropas, le confirieron un sentimiento más profundo ante la escala de eventos y un conocimiento más sutil del movimiento de las fuerzas a través del espacio.
David Alfaro Siqueiros decía que si la pintura estaba destinada a generar cambio, entonces debía hablar el lenguaje de su tiempo.
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Nuestra imagen actual 1947 |
En las obras tardías de Siqueiros, se advierte un Gran Cambio en su carrera:
Este periodo comenzó con su encarcelamiento de cuatro años (1960-1964) en Lecumberri, donde las condiciones restrictivas de vida, generaron cambios en su psicología y aún de carácter físico, mismos que tuvieron un efecto transformador en su estilo.
De acuerdo con el historiador, el arte de Siqueiros se tornó cada vez más visionario, alucinaba pinturas en movimiento sobre el muro de su celda. “Pintó desde su visión interna y adoptó toda clase de materiales para hacerlo; una serie de dibujos fueron realizados con pintura para zapatos, pero lo más extraño es que a pesar de no ver más que las paredes de la prisión, pintara tantos paisajes”.
Siqueiros no pintaba al natural, más bien fotografiaba y coleccionaba fotos, incluso compró varias imágenes aéreas realizadas por la primera Compañía Mexicana de Aerofoto, de ahí, su particular perspectiva curvilínea, mejor conocida como paisaje cósmico. Gran parte de su obra refleja lugares específicos y describe la topografía mexicana, pero cuando se encontró tras las rejas del Palacio Negro de Lecumberri, en los años sesenta, creó los paisajes imaginarios más sorprendentes sin recurrir a ninguna imagen.
Durante esos cuatro años en que permaneció prisionero convirtió su celda en taller y concretó una abundante obra de caballete. Entre ellos cien dibujos que titula "Estampas de la cárcel", trazadas con una técnica muy libre y usando como material la grasa para zapatos, que entibiada, proporcionaba el aspecto de una tinta. Corresponden a paisajes, figuras humanas en movimiento y elementos abstractos.
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Lecumberri |
Al ser liberado acepta la encomienda del empresario Manuel Suárez para realizar un mural en el interior de un edificio en donde se realizaban congresos y otros actos.
Desde ese momento Siqueiros empieza a trabajar con intensidad experimental en el que sería su más grande mural La marcha de la humanidad en la Tierra y hacia el cosmos: miseria y ciencia. Que refleja la marcha del hombre hacia un futuro, una libertad, acompañada al paso con destrucción y desolación. En 1971 fue terminado el trabajo que decoran por dentro y por fuera el edificio anexo al Hotel de México, el cual lleva por nombre el Polyforum Cultural Siqueiros. Este sería el último trabajo innovador del gran artista.
Diferentes vistas del Mural del Polyforum "La Marcha de la Humanidad":
El Polyforum desde el aire:
Su última obra que pintó fue Fantasía y realidad en donde retoma las formas prehispánicas, la conjugación de las luchas políticas y la vida moderna. David Alfaro Siqueiros muere en Cuernavaca el 6 de Enero de 1974. "La conmoción por su deceso fue mundial y en muchísimos países se levantaron voces de artistas, de críticos, de intelectuales y de líderes políticos para señalar que Siqueiros había sido uno de los más legítimos renovadores y enriquecedores del realismo y que, a la vez, le había dado al movimiento plástico mexicano contemporáneo una teoría".
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